lunes, 28 de noviembre de 2016

CARTAS-SÉNECA.

𝔑ninguno de nosotros es en la vejez el mismo que fue de joven; ninguno de nosotros es al día siguiente el mismo que el día anterior. Nuestros cuerpos son llevados al modo de los ríos. Cuanto ves corre con el tiempo, nada de lo que vemos permanece; yo mismo, mientras digo que las cosas cambian, he cambiado. Es lo que dice Heráclito: "Nos metemos dos veces en el mismo río y no nos metemos dos veces en él". Porque el nombre del río sigue siendo el mismo, pero el agua ya ha pasado.
Esto es más evidente en el rĂ­o que en el hombre, pero no es menos veloz la corriente que nos lleva a nosotros. Precisamente por esto me sorprende nuestra locura, eso de querer tanto el cuerpo, una cosa tan y tan pasajera, y eso de temer que alguna vez nos moriremos, cuando cada momento es la muerte de la anterior condiciĂłn. ¡Haz el favor de dejar de temer que te ocurra de una vez por todas lo que te ocurre cada dĂ­a!
Nadie es tan ignorante como para no saber que algĂşn dĂ­a tiene que morir. Sin embargo, cuando está cerca de ese momento, se revuelve, tiembla y llora. Alguien que llorase por no haber vivido mil años atrás, ¿no te parecerĂ­a el más estĂşpido de todos? Es igual de estĂşpido quien llora porque no vivirá dentro de mil años. No existĂ­as y no existirás: ambas cosas son iguales. Ninguno de esos dos tiempos te pertenece.

En este texto Séneca nos indica que las personas tenemos miedo a la muerte, pero que no deberías tener ese miedo porque sabemos que a todo el mundo, tarde o temprano le acaba llegando este momento. No deberíamos tenerle miedo, ya que forma parte de la vida. Nunca podemos saber ni cuándo ni cómo ni dónde va a llegar nuestra hora, ya que nunca sabes cómo va a poder suceder.

Por eso, cada segundo que vaya pasando de la vida hay que disfrutarlo, reĂ­r, ser feliz y sobretodo disfrutar el momento. Y por mucho que podamos llegar a sufrir, hay que vivirla, porque vida solo hay una, y siempre hay una soluciĂłn para todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario