El otro día en clase estuvimos
leyendo unos pequeños fragmentos de la gran autora Emily Dickinson. Fue una
poetisa estadounidense, cuya poesía apasionada ha colocado a su autora en el
reducido panteón de poetas fundamentales estadounidenses que hoy comparte con
Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman (leído en clase también).
En sus dos fragmentos habla de
cualidades del hombre. Bondad, belleza y verdad.
En el primero de los dos fragmentos
habla solo de la bondad. Habla de actos como ‘Evitar que un corazón se rompa’ o
‘ayudar a un desvalido pajarito de regreso a su nido’. Dice, que si ayuda
en esas pequeñas cosas, su vida habrá
valido la pena.
En el segundo fragmento se sitúa en un cementerio dónde se encuentra
la belleza, sola, hasta que muere la verdad, las cuales son hermanas: ‘Somos hermanas,
una son la Belleza y la Verdad’.
Por último, según los recursos
que se emplean, en este fragmento podemos observar una gran repetición de
disyuntiva y condicional.
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